EDITORIAL: ¿Qué haces los domingos por la tarde?

Por Óscar J. Fernández, posted Friday, October 10, 2008 (15 years ago)

NASHVILLE, Tenn. (BP)--En estos días nos encontramos en medio de la batalla final de los aspirantes a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Los debates presidenciales, los anuncios, la retórica y la demagogia política llenan los espacios televisivos y radiales. Es ahora frecuente escuchar muchas promesas, que todos sabemos que nunca se cumplirán. Es interesante ver cómo los aspirantes se atacan unos a otros, tratando de hacer ver que el oponente está menos calificado para el cargo. No es menos interesante observar cómo se rebusca en el pasado para tratar de mostrar el lado oscuro del adversario. Es en verdad una lucha similar a la de los gladiadores romanos. En esta campaña presidencial en particular, ambos partidos han tomado la "bandera" de los "cambios". Sí, ahora todo el mundo habla de la gran necesidad que hay de que haya cambios. Y en medio de todo este agitado ambiente electoral me pregunto: ¿Y la iglesia de Dios que está haciendo? ¿Cuál es nuestro papel? ¿Qué debemos hacer?

Por eso vino a mi mente la pregunta: ¿Qué hacemos los domingos por la tarde, después que salimos de la iglesia? ¿Nos vamos a almorzar con algunos miembros de nuestra clase de la Escuela Dominical? ¿Hacemos una visita para charlar de béisbol o fútbol? ¿Nos vamos a cortar el césped? ¿Nos ponemos a ver televisión? ¿Nos vamos al cine? A veces me da la impresión de que para algunos es como si dijeran: ¡Voy temprano a la iglesia, y el resto del día es mío! Es frecuente ver que algunas iglesias tienen servicios de adoración temprano en la mañana, de modo que para algunos es más conveniente asistir a esos servicios porque les queda "el día libre". Hace unos años era miembro de una iglesia que tenía un culto de adoración a las 8 de la mañana del domingo, y era frecuente ver en el estacionamiento camionetas con botes, para irse a pescar después del culto de adoración.

Leyendo el libro de Hechos, en el capítulo 3 versículos 1-10, veo una historia bien diferente. Pedro y Juan empleaban mejor su tiempo, veo aquí una lección poderosa de lo que cada uno de nosotros debe de hacer; y por cierto, no sólo el domingo por la tarde, sino todos los días de nuestra vida: "¡Tenemos que salir a CAMBIAR el mundo!"

En el capítulo 2 de Hechos encontramos la manifestación del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Vemos a Pedro predicándole a los presentes, y vemos al Espíritu en acción en la conversión y bautismo de unos 3,000 que luego "perseveraban en la doctrina". En Hechos capítulo 2 vemos cómo vivir el cristianismo, y en Hechos capítulo 3 vemos cómo todo comienza con la "adoración"; estando conectados a Cristo y afirmados en la adoración a Él.

Es cierto que hoy enfrentamos muchos obstáculos, como la presión de los amigos, la incitación a hacer las cosas indebidas, el miedo al "que dirán", el tratar de hacer las cosas como los demás, etcétera; pero Pedro y Juan, y los primeros cristianos también sufrieron de esas presiones, y de otras mucho peores. La iglesia cristiana primitiva fue capaz de estremecer los cimientos del imperio más grade de la historia: el Imperio Romano. Y no fue por su vinculación política sino por su poder como un verdadero agente de cambio y transformación. Los nuevos creyentes eran transformados por el poder del Espíritu Santo, de tal manera que los que les habían conocido antes, quedaban perplejos por la diferencia que notaban en la nueva manera de vivir de ellos.

¿Cuándo fue la última vez que usted participó con su iglesia en un esfuerzo para comprar alimentos y donarlos a los hambrientos en su comunidad? ¿Cuándo fue la última vez que socorrieron a una viuda o a unos huérfanos? ¿Cuándo fue la última vez que visitaron una cárcel? Tal vez el problema fundamental es que nosotros "hablamos mucho y la gente ya está cansada de oír" y por lo tanto no quieren escuchar. Pero cuando nosotros actuamos, la gente "observa y presta atención". La gente agradece cualquier simple acto que muestre amor y nuestra preocupación por ellos. Creo que estamos viviendo en un tiempo en el cual la iglesia que Cristo redimió con su sangre tiene que salir de las cuatro paredes de los edificios del templo y mostrar el amor de Dios de manera activa.

Pedro mirando al paralítico y tomándole de la mano, le dijo "…en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". Pedro y Juan compartieron el evangelio y le ministraron a la necesidad más grande que aquel hombre tenía. Hechos 3:8 muestra de manera maravillosa el resultado de la acción de Juan y Pedro. Dice que el hombre entró con ellos en el templo, con el propósito de adorar porque dice que "andando y saltando, y ALABANDO a Dios. Y he aquí otro importante asunto que debemos tener siempre presente: Cualquier cosa que hagamos por o para otros, deber ser para que ellos ALABEN a Dios y no a algún hombre o institución.

Los que observaron el milagro del paralítico quedaron atónitos. Hechos 2:47b dice: "... y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". ¿Cuándo fue la última vez que usted le presentó el evangelio a un inconverso? ¿Cuándo fue la última vez que se convirtió una persona en su iglesia? ¿Piensa que el pastor es el que tiene que hablar del evangelio? ¿Cuándo fue la última vez que vio la obra del Espíritu Santo transformando la vida de una persona? ¿Cuándo fue la última vez que bautizaron a una persona en su iglesia? ¿Cuándo fue la última vez que fue a un viaje misionero? ¿Cree con toda sinceridad que está haciendo todo lo que para expandir el evangelio?

Es evidente que nuestra nación necesita un cambio. Estoy convencido de que es un cambio mucho más profundo que el cambio del que hablan los políticos. Es un cambio en el corazón de los hombres y mujeres. Uno que sea verdadero y que lleve a la transformación. Pero es necesario que entendamos que ese proceso tiene que comenzar con nosotros. El mundo tiene que ver lo que hacemos y no lo que decimos. Hemos sido elegidos para ser elementos e instrumentos para cambiar la sociedad en la que vivimos. Debemos ser responsables y estar concientes de la importancia que tiene todo cuanto hacemos. Esa responsabilidad incluye nuestra participación asistiendo a votar el día 4 de noviembre por aquel candidato que pueda guiar a nuestra nación, de la mejor manera en los próximos cuatro años. El mundo nos observa, tal vez no preste atención a lo que decimos, pero nos observa y espera que nosotros actuemos de manera diferente al resto.

Es imprescindible que entendamos que no sólo tenemos que adorar a Dios un rato el domingo en la mañana, si no cada día de nuestra vida. Pienso que los domingos en la tarde deben iniciar una semana en la que cada día, con renovado ánimo, salgamos a mostrar el amor de Dios a otros. Debemos ir a contar a otros la historia de lo que Dios ha hecho y está haciendo en nuestras vidas. Cada uno de nosotros tiene una historia que contar y el mundo necesita oírla. Y lo más importante, que cada domingo en la tarde sea, de ahora en adelante, una nueva oportunidad para comenzar a vivir con un espíritu renovado y fortalecido por el poder del Espíritu Santo. Si por algún tiempo hubiésemos estado "paralizados" espiritualmente, el llamado de Pedro se repite hoy con el poder del Espíritu de Dios y también nos dice: "... en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda". A veces también nosotros tenemos que levantarnos, saltar y comenzar a alabar a Dios, si es que no lo hemos estado haciendo. ¿Qué vas a hacer este domingo por la tarde?


Oscar J. Fernandez es el editor jefe de LifeWay Español para Adultos de Leadership & Adult Publishing, LifeWay Church Resources en Nashville, Tenn.

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